¿Quién pudiera imaginar que algún día nuestras vidas se entrecruzarían? No me arrepiento. A pesar de las idas y vueltas, las rabietas, las lágrimas, los celos, los portazos, los enojos, los fracasos, caídas, tropiezos... No me arrepiento. Tú vida transformó la mía. Todo mi ser te necesitaba, y lo sigue haciendo, día a día. Mi piel volvió a encontrar amor... en la tuya. Tú sonrisa, y el resto de tú rostro, le devolvió a mis días la seguridad de querer terminarlos junto a ti, siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario