Estábamos, estamos, estaremos juntos, a pedazos, a ratos, a párpados a sueños.

Karma

Uno no tiene que conformarse, tiene que aceptar lo que realmente merece.

Nunca hubiera funcionado, quizás...

¿Tiene usted para mí alguna luz en esta noche eterna?

No me rindo porque sé y confío en que un día me voy a levantar, me voy a mirar al espejo y voy a ser esa persona que siempre quise y por la que estuve luchando. Solo por el simple hecho de querer superarme a mí misma.

(Perdón blog por abandonarte) 

Sabes que te quiero.

Rocanrol del país

El Rock, es un género musical, sí. Pero además, es algo que une con fuertes lazos a aquellos que llevan ese gusto musical como pasión, los que además de escuchar rock, lo sienten. En mi vida, mi corta vida he aprendido muchas cosas gracias a la cultura rock, mis mayores alegrías me las dio la música, ver a mis bandas tocar.  

Por el rock... Se hacen infinitas cosas que nunca imaginarías hacer por otra razón, como caminar muchos kilómetros, mandarte sola a ciudades, provincias desconocidas, te mueve esa pasión, esas ganas de encontrarte con los que hacen esa música que escuchas a diario en la computadora, celular, pero por sobre todas las coas, esa música que llevas sonando en la mente cada momento y que se vuelve parte de tu ser. No hay sensación más linda que estar saltando en un pogo, cantando a los gritos esa canción que te eriza la piel, nada mejor que llorar y abrazar a tus amigos en un recital, o mirar al cielo y pensar 'que lindo estar acá', salís más  vivo, con más ilusiones, más alegría, sos una persona más integra y feliz. El Rock te hace ser mejor persona siempre, estuve en dos campamentos previos a recitales de el Indio y los fundamentalistas, y en ambos me llevé lindas enseñanzas de vida, lindas sensaciones y aprendizajes. En Méndoza, mi primer campamento y mi primera misa, aprendí muchas cosas, fue hermoso llegar, instalar tu carpa junto a la de otros hermanos ricoteros, escuchando rock todo el día, no dormir, por quedarte en guitarreadas, pogos, charlas, previas al recital, todos entusiasmados, compartiendo lo poco que tenían, porque la mayoría va sin nada, con lo justo para comer. Y si te dormías, cuando te despertabas  ya escuchabas la música y a la gente gritar, eso no es más que felicidad. Veías a la gente de acá para allá, llevando leña, ayudando a los que recién llegaban, cocinando, haciendo su fueguito, cantando y escuchando PR todo el tiempo. En Méndoza me encontré con la militancia ricotera, y vi llorar al líder de la misma, tartamudeando porque se lo había llamado para conocer al Indio. No sé bien como concluyó eso, si se le dio o no, pero vi su emoción y cuando volvía caminando después de escuchar que a él, por ser el líder, el Indio lo quería conocer, mire a mi amiga y le dije "el que abandona no tiene premio, no?"  Así se alimentaba mi corazón de a poco, con el rock, con el amor que expresan las personas por una banda, que no es solo una banda, es una razón para estar felices, es estar agradecidos porque alguna vez esa banda nos dio canciones que hoy nos hacen seguir al Indio, con las esperanzas de que se vuelvan a juntar. 

Después viví Gualeguaychú 2014, pasé mucho frío y llovía, una mañana me desperté con dolor de garganta y no me voy a olvidar nunca, de ese hombre que escucho cuando dije "necesito un té" se puso feliz y me dijo ¡yo traje té! y se paró y busco en su mochilita un té, y me dio su jarrito, me calentaron agua y una chica me dio azúcar. Esos pequeños gestos de amistad y fraternidad que tienen las personas, no importa quien sos, cual es tu apellido, no importa nada, no importa si sos linda fea, ellos te van ayudar. Y eso hace el Indio, o Los redondos, como quieran, pero eso hace el Indio, junta gente acampando donde sea, gente feliz, gente tan feliz que comparte todo, lo que tiene y lo que no tiene, a ellos solo les importa ver a su Dios, bailar y cantar. 

Gracias a todos los que nos siguen brindando su música, vamos las bandas!! La música no mata, y ojalá que sea rock.