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jueves, 8 de agosto de 2013

Aprendiz

Y así fue como mi vida se convirtió en una búsqueda constante de llenar vacíos que el desamor y los fracasos dejaban en mí. Comencé a desconfiar de todo y de todos y dejé de creer en lo eterno. Supe con seguridad que nada era para siempre y que las palabras se las llev el viento, con certeza pude ver que todo cambia, incluso eso que no debería cambiar, confirmé que hasta el más ''correcto'' puede andar por caminos incorrectos y por sobre todas las cosas que no existe la garantía, de ningún tipo, nadie nos asegura nada. La suerte NO está echada, los caminos NO están trazados.

Micaela Piloni 15/04/13

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