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miércoles, 15 de mayo de 2013

Me gustan los días así porque se prestan para reflexionar, en mi caso empecé el día tomando café en la cama, disfrutando del placer que se siente al hacer algo tan insignificante pero gratificante a la vez, y en un momento, detuve lo que estaba haciendo para pensar "¿Qué sería de mí si mañana no escuchara a esa mujer cantar en la cocina?" (mi mamá). No me imagino vivir una mañana en mi casa sin escucharla orar y cantarle a Dios como acostumbra hacer, no me puedo imaginar, sobrevivir sin eso. Sin dudas muchas veces no nos damos cuenta de las pequeñas cosas que hacen de nuestros días, un hermoso lugar. 

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