...Desde entonces no volví a sentir la necesidad de ver lo que hace y deja de hacer, de entrar a su perfil y a su Twitter. Deje de pensar en el, creo que por fin entendí que ya no es parte de mi vida. Y así fue como empezó el verdadero olvido. El olvido real, ese que no existe pero te permite alejarte de muchos recuerdos que lastiman.
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