Uno se acostumbra a la vida que lleva y le teme a los cambios, se acostumbra a ese amor desgastado y se aleja de los amores que pueden llegar a atrapar realmente. Luego mira hacía atrás y se da cuenta todo lo que perdió por el simple hecho de estar acostumbrado... Acostumbrarse no está bien. Yo no me quiero acostumbrar.
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