El título de la entrada lo dice todo.
"Así son las cosas, amargas, borrosas". Sí hay algo que siempre me digo a mi misma es "si estuvieras acá conmigo nada de esto me pasaría". Y no sé si es tan así, pero se que el sufrir sería más liviano a tu lado, porque simplemente tu fragilidad y los pocos años de vida que sabia que te quedaban por tu horrible enfermedad me llenaban de fuerzas para demostrarte lo feliz que era, porque se que no había cosa que te haga mejor que verme feliz, contenta, disfrutando de la vida. No es fácil entender porque algunas personas se tienen que ir, y más cuando se trata de la única persona que lograba sacar todo lo malo de adentro tuyo, que simplemente lo lograba todo con un abrazo y una sonrisa. Nunca, nunca me voy a olvidar de vos, de ninguno de los dos, pero me refiero a mi abuela, Maria, porque ella fue más que mi abuela, fue mi segunda madre y también una gran amiga, la que me hacia la pata, la que me ayudaba, la que me defendía, la que me aconsejaba. Extraño jugar con tus brazos, peinar el poquito pelo que te quedaba, extraño llegar de la escuela y que estés en una esquina esperándome con nada más y nada menos que un fuerte abrazo, extraño los chocolates que me regalabas todas, todas las siestas de cada día. Extraño agarrar tu mano, sentirme segura, extraño las palabras que inventabas como "chubai" y muchas cosas que decías para hacerme reír. Y perdón si te estuve fallando, ya voy a tener las fuerzas suficientes para remontar vuelo y llegar cerca, muy cerca tuyo, te amo con todo mi corazón. Y no sé que me pasa, solo quería recordarte una vez más, porque no debe haber cosa más fea que el olvido. Como dice otra canción "Uno no está donde el cuerpo sino donde más lo extrañan y aquí se te extraña tanto..."
Gracias por hacerme la persona más feliz del mundo mientras te tuve. Simplemente quería recordarte una vez más, y me encantaría que sepas que estas todos los días de mi vida en mi memoria y en mi corazón.
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